El transporte marítimo es una columna vertebral esencial del comercio global y los buques comerciales son responsables de mover la mayoría de los bienes que consumimos diariamente. Al igual que estos, los buques militares, esenciales para la defensa y la seguridad de los países, también son una fuente significativa de contaminación ambiental.
La imagen adjunta, cortesía del Prof. Pedro Carrasco Pena, del Centro Universitario de Defensa en Marín (Pontevedra, España), nos proporciona una visión detallada de cómo las emisiones de estos buques contribuyen al deterioro del aire y del clima global, afectando así a la contaminación de la atmósfera y al cambio climático. Esta ilustra de manera clara y concisa cómo las emisiones provenientes de los buques afectan el medio ambiente.
Emisiones y su impacto en el aire
El dióxido de carbono (CO₂), el metano (CH₄) y los óxidos de nitrógeno (NO₂) son los principales gases de efecto invernadero (GHG) emitidos por los buques. Estos gases contribuyen al calentamiento global, atrapando el calor en la atmósfera y aumentando la temperatura media del planeta. El aumento de las emisiones de GHG se ha vinculado directamente con el cambio climático, lo que lleva a fenómenos extremos como tormentas más intensas, olas de calor y el derretimiento de los casquetes polares.
Además de las emisiones durante la combustión, los buques también enfrentan pérdidas evaporativas de combustible, que liberan metano (CH₄) al aire. Este gas es particularmente preocupante debido a su alta capacidad para atrapar calor en la atmósfera, siendo mucho más potente que el dióxido de carbono en términos de su impacto climático.
Los óxidos de nitrógeno (NOₓ) y los óxidos de azufre (SOₓ) no solo son contaminantes del aire, sino que también juegan un papel crucial en la formación de la lluvia ácida. Cuando estos gases se combinan con el agua en la atmósfera, forman ácidos como el ácido nítrico (HNO₃) y el ácido sulfúrico (H₂SO₄). La lluvia ácida resultante puede dañar ecosistemas acuáticos, suelos y vegetación, además de corroer infraestructuras y afectar la calidad del agua.
Las partículas finas (PM), especialmente aquellas con un diámetro menor a 10 micrómetros (PM10) y 2.5 micrómetros (PM2.5), junto con los compuestos orgánicos volátiles (VOC), son subproductos de la combustión incompleta de combustibles fósiles. Estas partículas son lo suficientemente pequeñas como para penetrar profundamente en los pulmones, lo que puede causar problemas respiratorios y cardiovasculares en las personas expuestas a ellas durante largos periodos.
Conclusiones
La imagen presentada destaca los distintos tipos de emisiones de los buques de guerra y sus impactos ambientales. A medida que las naciones continúan modernizando sus fuerzas navales, es crucial considerar el impacto ambiental de estas operaciones. Aquí es donde cobra importancia la medición precisa de partículas y emisiones mediante herramientas avanzadas como el GTNode de Energesis.
Este dispositivo permite monitorear en tiempo real la concentración de partículas clasificadas por diferentes tipos de tamaños. Realizar estas mediciones es esencial porque proporciona datos críticos que ayudan a identificar las fuentes más contaminantes y evaluar la efectividad de las medidas de mitigación implementadas. Al utilizar el GTNode, las fuerzas navales pueden tomar decisiones informadas para reducir su huella de carbono, mejorar la calidad del aire y minimizar el impacto ambiental de sus operaciones, contribuyendo así a un entorno más saludable y sostenible.
Fuente imagen de portada: creación propia.